Denise Alvarado Córdova

Muy buenos días a todos quienes componen la cabeza y gestión de recursos humanos, realmente humanos de esta familia leonardina. Es mi necesidad escribirles para expresarles mi máxima gratitud por los dos años entregados a la educación y aprendizaje consciente al cual mis hijas, las hermanas Quintanilla, tuvieron acceso y el privilegio de recibir en su institución.

Los extrañamos demasiado, nos hemos emocionado al recordar tan bellos momentos vividos, la cercanía, el respeto, el clima de armonía y espíritu de superación que se inculca.

Estamos en Santiago, y se siente mucho la diferencia, acá existe muy poquito de «eso». De ese ingrediente que hace que todo sea más llevadero, más bello, de Amor, que significa sin muerte. Su bello grupo humano ha dejado una huella profunda en nuestros corazones. Tan profunda que es imposible no recordarlos día a día. Rememoro muy profundamente unas palabras que la sra. Marcela un día me dijo, fue algo así: «No le damos todo a nuestros niños, pudiendo hacerlo, porque así construye mejor, es la base para generar seres humanos más solidarios, íntegros y conscientes» Quedaron a fuego grabadas en mi mente y espíritu. Y mis hijas lo saben…ellas les envían todo su cariño y gratitud a cada uno de quienes componen esta comunidad que para mí es un tesoro viviente. Colegios existen muchos, pero lugares en donde un niño pasa a tener una segunda familia, cariño, solidaridad y entrega, son muy escasos. Ustedes representan eso para nosotros, y necesitaba expresarlo, de la forma más real posible.

Que Dios los siga guiando y devolviendo el cariño entregado a sus alumnos con creces, a mente y manos llenas!!

Los queremos mucho, estarán guardados por siempre en nuestros corazones.
Gracias a Don Roberto Mateluna y esposa, a todos los docentes y paradocentes por marcar una gran diferencia, por tener un corazón sencillo, solidario y amable, en este país en donde la educación se ha vuelto un proceso difícil y un poco ciego. Gracias infinitas Colegio Leonardo Da Vinci!!

Cariñosamente,
Denise Alvarado Córdova